miércoles, 2 de mayo de 2012

La revelacin de las Pirmides - La investigacin que cambiar el mundo

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EL ANTIGUO EGIPTO II Los Misterios de las Pirmides -


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Cambio Climático en el Imperio Antiguo

martes, 1 de mayo de 2012

Las Pirámides de Meroe, Sudán

 

Se encuentran a 200 kilómetros de la capital de Sudán, y el complejo, preserva los restos de la capital de un antiguo reino, una de las primeras civilizaciones en el valle del Nilo: los nubios, también llamados Kush. Meroe, también remite al Reino Meroítico, una civilización que tuvo su apogeo entre los años 400 a. C. y los 300 d. C..
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Las pirámides de Meroe se encuentran en la ribera de una amplia curva del Nilo, y en sus ruinas, se develan palacios, edificios de la corte, templos y los restos de la ciudad propiamente dicha, con murallas, templos más pequeños, santuarios y una necrópolis con mil tumbas. Aunque la pirámide más grande no llega a los 30 metros de altura, son más de 100, de ángulos acentuados, y aún, imponentes.




Sudán, según se dice, vive a la sombra de Egipto en cuanto a sus riquezas arqueológicas, aunque no deja de ser un paraíso para los arqueólogos, un territorio menos explorado y con muchos de sus secretos aún por develarse. Tanto como para que con reducidos equipos de arqueólogos, en cada exploración se descubran enormes palacios, o templos en sitios donde ni siquiera esperaban encontrar nada.
No tienen el tamaño, ni la cantidad de turistas que las más célebres pirámides en Egipto. Pero el complejo arqueológico de las pirámides de Meroe, en el desierto de Nubia (norte de Sudán) son imponentes desde lejos, solitarias, y enmarcadas por las enormes dunas, conforman un ambiente intrigante y por demás bello.

Los faraones negros

Los reyes de Napata, en Nubia, tras vivir durante siglos bajo la dominación egipcia, aprovecharon la crisis en que estaba sumido su vecino del norte para conquistarlo, fundando la dinastía XXV.


En el siglo VIII a.C., un linaje de príncipes nubios avanzó desde el sur hasta Tebas para hacerse con el poder y fundar una nueva dinastía egipcia. El faraón Taharqa llevó el reino a su apogeo, pero debió retirarse ante los asirios. Desde tiempos predinásticos, el pueblo nubio vivió a la sombra de Egipto, cuyos faraones explotaban sus minas de piedra y oro para mayor gloria de Amón Re, al cual dedicaron numerosos templos en Nubia. Los egipcios llamaron Kush –o más exactamente, «el miserable país de Kush»- a la Nubia conquistada y explotada por ellos durante siglos. La implantación del culto al dios Amón en Nubia fue tan profunda que los nubios lo adoptaron como dios supremo y creador de su monarquía. Los nubios pensaron que si Amón creó en Nubia a los reyes egipcios, con igual o más derecho también pudo haber dado nacimiento a los reyes nubios. Tras el agónico fin de la dinastía XX, hacia 1069 a.C., Nubia quedó liberada de la ocupación egipcia. A finales del siglo VIII a.C., surgió en la profunda Alta Nubia una dinastía indígena de cuyos primeros reyes apenas sabemos nada. Amenardis, la hermana del rey Piankhy, fundador de la dinastía XXV, asumió el mayor título religioso de Egipto: el de Divina Adoratriz del dios Amón. Las Divinas Adoratrices no sólo constituían la más alta jerarquía del clero femenino, sino que además ostentaban el título de Jefa de las Reclusas de Amón, lo que supone que tenían pleno dominio sobre las tierras y los templos del dios tebano. Sus sucesoras acumularon un gran patrimonio hasta la extinción de este linaje religioso en tiempos de la dinastía XXVI, con la conquista de Egipto por los persas. Shabaka murió en 702 a.C., tras quince años de reinado, y le sucedió Shabataka, un hijo de Piankhy. Mientras tanto, el poder de Asiria se iba consolidando y suponía una amenaza para Egipto. Tras doce años de reinado, Shabataka murió y fue enterrado, como el resto de su familia, en una pirámide de El Kurru, en Nubia. Le sucedió Taharqa, quien tuvo queenfrentarse con el poder del rey Asarhadón de Asiria, cuyos soldados tomaron la ciudad de Menfis y capturaron a parte de la familia real, incluido el hijo primogénito del rey nubio. Finalmente, el ejército asirio saqueó e incendió la ciudad y los templos de Tebas.
-Espero que les guste este documental...